Justo 9 días antes de mi nacimiento mis abuelos mis abuelos paterno y materno fallecen, uno, víctima de un acto violento y el otro, en un accidente.
Esto ocasionó que gran parte de mi infancia la pasara con mi abuela y algunos intervalos de tiempo con mis progenitores.
Siendo la única pequeña en esta casa, me convertí en la nieta favorita. Al regresar a vivir con mis padres la situación fue diferente y no logré adaptarme.
Así fue como a los 11 años, tomé una decisión audaz: Fugarme, a otra ciudad.
Sin embargo, las cosas empeoraron aún más. La adolescencia llegó de golpe, sintiéndome incomprendida, viviendo en un ambiente tóxico donde constantemente recibía críticas negativas hacia mi y hacia mis progenitores.
Por muchos meses solo deseaba que esta pesadilla terminara. La salida llegó por medio de mi embarazo.
Para muchos adultos que me rodeaban, era lo peor que podía haberme sucedido.
Al recibir la noticia sentí un inmenso alivio. Ya nadie esperaba nada de mí. Excepto Hailie, la niña que se gestaba en mi vientre.
Con una determinación inquebrantable me propuse hacer todo lo posible para que mi hija se sintiera orgullosa de mí.
Asumí el compromiso de mejorar cada día, a no conformarme y a perseguir mis sueños.
Desde ese entonces, no he mirado atrás:
Hoy, mi sueño es grande: seguir ayudando a mujeres como tú a creer en sí mismas, tomar decisiones audaces y hacer realidad sus sueños.
¿Quieres que te acompañe a crear tu propia historia de empoderamiento?