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Tú sabes, a veces me paso de inteligente (con permiso peino este ego).

Memorice el camino para llegar a la reserva. Eso sí, un día antes y a última hora envié un email dando aviso (como si la gente estuviera justo esperando por mi)

Tomé el bus, llegué a la puerta principal y emprendí la caminata, cuesta arriba y maleta al hombro.

Con lengua afuera y 40 minutos después me encontraba en La Pérgola (la zona común antes de la recepción).

De inmediato, una de las líderes del grupo de mujeres de Colombia aparece, me saluda con un cálido: “¿Usted qué hace aquí?” (póngale tono de reclamo)

Acto seguido, otra mujer, un poco más molesta me dice: “no tienes idea del problema en que me has metido”, y luego otra” ¿por qué no avisaste?” (yo pensé: mandé un email, anoche) y por último apareció una de las mujeres que vivía en la montaña, me abrazó y me dijo “qué bueno que estas aquí, no lo hiciste de la mejor manera, pero bienvenida”

¿Cómo crees que me sentí después de esto?

Quería salir corriendo, los pensamientos eran tipo:

“Para que te has venido tan lejos, habiendo tantas montañas en Colombia” “Que pereza estas tipas, solo una se alegró de mi llegada” “yo que soy tan inteligente y me aprendí el camino” “encima debo pagar más por haber llegado un día antes” … BLA BLA BLA,

Esta discusión duro 4 días en mi mente. Ya te imaginarás el dolor de cabeza que me habré causado sintiéndome como un, con ganas de huir y en el fondo también con deseos de quedarme.

Y pudo durar más, pero decidí hablar con mi Coach personal y contarle la cosa tan horrible que me había pasado (siendo yo tan buena). A lo que ella me respondió:

“Ya no eres una niña, tienes 25 años, ve y asume la responsabilidad de tu vida

Si tienes que pagar, paga, aprende a comunicarte mejor, de cualquier manera, ya estás aquí, disfruta el tiempo que te queda.

Wow fue como recibir 3 cachetas. Era verdad, no había tenido una comunicación asertiva, había puesto en dificultades a un grupo de personas y ya había gastado 4 días de mi vida maltratándome (esto último ya lo venía haciendo durante toda mi vida)

Los viajes a la montaña siempre han sido reveladores, podía ver la radiografía de mi vida, tanto de lo bueno como de los aspectos a mejorar. Esta fue mi introducción al término responsabilidad personal.

Tres cosas me quedaron claras:

  • No está dentro de mis posibilidades manejar como el otro se siente.
  • Pero si puedo evitar ponerme en situaciones de conflicto.
  • “A veces es mejor pedir perdón que permiso”, en caso de que seas fiel a esta frase, asegúrate de asumir el voltaje de las consecuencias y como sea disfrútate hasta el mal gusto.

¿Te ha pasado algo parecido?

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